Los Templos de Angkor es uno de esos lugares que se debería visitar al menos una vez en la vida sin dudarlo lo más mínimo. Una auténtica maravilla del mundo que se hizo más conocida si cabe a raíz de la película Tomb Raider y que se ha convertido en el símbolo del país.
Pasear por sus templos y trasladarse cientos de años atrás e imaginarse como era todo aquello es simplemente alucinante. Si a esto le sumas que me inviten a una boda Camboyana hacen de mis días en Siem Reap inolvidables.
Pero empecemos por el principio, que para cruzar la frontera entre Tailandia y Camboya, desde Koh Chang a Siem Reap en mi caso, hay que sortear todo tipo de intentos de timos y estafas.
Personalmente no fue para tanto y no viví todas las historias que había oído, tan solo la propia gente de la empresa de buses, muy organizados y «profesionales» eso si, intentaron cobrarme 45$ en vez de los 30$ que cuesta en la misma frontera. Simplemente les dije que no, que sabía como funcionaba el asunto y me dejaron ir.
Como yo quería ver los templos con tranquilidad, e incluso unos que se encuentran a las afueras, compré el ticket para 3 días – 40$. El de 1 día son 20$ y 7 días 60$.
Si quieres un consejo, contrata un guía en español y disfrutarás de los templos y de la historia muchísimo más. ¡La diferencia es abismal! Yo tuve la suerte de hacerlo con Samit, un chico camboyano que era un auténtico fenómeno. Nos explicó todo perfectamente y en un castellano que parecía del mismísimo Chamberí. La agencia es Mundo Nómada Travel y aquí tienes el enlace del tour. 100% recomendable.
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El primer día fue curioso ya que los 3 que nos juntamos para recorrer los templos somos blogueros de viajes. Analucía, peruana de Viajar para vivir, y Richelle, americana viviendo en China de Adventures around Asia. Alquilamos un tuk tuk y madrugón para disfrutar del amanecer en Angkor Wat -siglo XII-, el más famoso y también el más concurrido a esas horas.
Al siguiente día fue cuando recorrí los templos con el guía en español. Esta vez con las madrileñas Layla y Lili. Uno de los días visité unos templos y al siguiente otros diferentes, pero repetí en los más importantes.
A mí, personalmente, hay 2 de ellos que me dejaron sin palabras. El primero Bayon -siglo XII-, reconocible por las caras talladas en la roca. ¡Impresionante!
El otro que me parece una obra maestra de la naturaleza es Ta Prohm -siglo XII–, famoso por la película Tomb Raider. A lo largo de los años han ido creciendo las ramas de los árboles abrazando los templos, dibujando unas imágenes difíciles de explicar pero absolutamente fantásticas.
Otros de los templos para no perderse son Baphuon, La terraza de los elefantes, Phimeanakas o Phnom Bakheng, este último para disfrutar el atardecer desde su parte más alta.
En los alrededores de cada templo me podía encontrar niños jugando y, tristemente, muchos otros vendiendo souvenirs a los turistas.
El tuktukero del primer día era un tío simpatiquísimo, y el guía en español del segundo día nos iba contando todo tipo de anécdotas históricas sobre lo que íbamos visitando y en los momentos de relax para comer o descansar nos comentaba la situación actual del país, que parece que está controlada por los vietnamitas.
Hasta el dinero de las entradas a los templos va a parar a una empresa privada de Vietnam, y no al estado camboyano como debería ser. ¡Aquí te los presento!
El tercer día fui junto con Richelle y una pareja de americanos a Banteay Srei -siglo X-, el templo a las afueras más interesante, que tiene la peculiaridad de sus tonos rojizos en la piedra, y a ver una cascada y las figuras talladas en un río a Kbal Spean, a 25 km de Siem Reap. Para variar de tanto templo nos vino perfecto.
Lo más curioso de todo es que me invitaron ¡a una boda Camboyana! Nos hicimos amigos de unos tuktukeros y se casaba un amigo suyo ese día, así que nos invitó al banquete. ¡Cada día una aventura! Lo pasamos muy bien. Yo me puse las botas a comer y beber, ¡lo reconozco! Toda una experiencia difícil de repetir.
Otro día nos llevaron a un lago gigante donde había hamacas y nos reunimos con más amigos suyos. Con gente local, haciendo vida local y comiendo comida local, como los gusanos, saltamontes y cucarachas que no pude negarme a probar. ¡Riquísimo!
Siem Reap me gustó más de lo que me imaginaba, y obviamente influye que meterse de lleno en la vida local se vea con otros ojos.
Por la noche, especialmente en Pub Street y donde me alojaba, el Garden Village, hay mucho ambiente y junto con otros viajeros de diferentes partes del mundo lo pasamos genial todos los días que estuvimos allí, aunque nos levantáramos con resaca al día siguiente para recorrer los templos :)
A partir del momento que abandono Siem Reap hay un antes y un después en mi aventura viajando, ya que mi próximo destino es Phnom Penh y al rato de llegar en el bus nocturno dos cabrones – por decirlo suave – en moto me robaron mi mochila con absolutamente todo lo de valor. Pasaporte, tarjetas de crédito, mucho dinero en efectivo, cámara de fotos, ipod… ¡TODO! :( La odisea y trámites a partir de entonces son como para escribir un libro.
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Iker dice
Jajajaja me parto con tus post crack, te pasan cosas rarisimas a cada sitio que vas. Una boda Camboyana? Jajajaja
Que envidia!
Sigue haciendonos disfrutar de tus aventuras.
Saludos desde Madrid.
Iker
Javi (Mi Aventura Viajando) dice
Hola madrileño!
Jaja muchas gracias por tu mensaje me ha hecho mucha gracia.
Seguiré compartiendo mis experiencias con todos :)
Abrazo!