Mi aventura recorriendo Taiwan a dedo acababa de comenzar en la fantástica capital del país, Taipei, mi anterior destino. Mi primera experiencia haciendo autostop que me llevaría, tras varios coches y gente más que interesante por el camino, a Hualien, donde Dylan me alojaría mediante Couchsurfing, visitaríamos el Taroko National Park, una maravilla de la naturaleza, y me invitaría a una fiesta de lo más especial. ¿Turistas? ¿Dónde?
He de reconocer que antes de emprender esta aventura estaba un poco acojonado. Nunca antes había hecho autostop y no sabía muy bien cómo iba a salir la cosa. Me costó conciliar el sueño, pero la incertidumbre ante lo desconocido hace que uno lo afronte con más ganas.
Y, sinceramente, no podría haber salido mejor. El máximo tiempo que esperé fueron 10 minutos, y así sería durante todo mi recorrido por el país. Varios conductores fueron los que me llevaron a Hualien y cada uno más amable y adorable que el anterior. Los taiwaneses son la leche. Aquí te presento a alguno de ellos -alguno muy tímido no se dejaba hacer fotos :)-
Una vez en Hualien me estaba esperando Dylan, un «chaval» que me alojaría mediante Couchsurfing los días posteriores. Y pongo chaval entre comillas porque aparenta tener 20 años menos de los que realmente tiene. ¡Estos asiáticos no se como lo hacen para parecer siempre mucho más jóvenes de lo que son!
Fuimos a recorrer un tramo de la costa este pero el tiempo no acompañaba demasiado, con viento y lluvia. Allí los únicos que disfrutaban eran los surfistas surcando las olas.
La ciudad no tiene mucho destacable que ofrecer pero estuvimos dando una vuelta y, lo más gracioso, me llevó a ver un espectáculo súper interesante de música y danzas de los aborígenes de la zona.
Siguiendo la tónica general del país, luces de neón presentes en cada una de las calles y los típicos carteles colgando de las paredes de los edificios que dan ese toque tan característico a los países orientales.
Después de andar por la ciudad y ver el ambiente que había aprovechamos para realizar una de esas cosas que a mi más me motiva. ¡Probar las delicias locales! La ventaja de ir con alguien que vive ahí es que uno se deja llevar, se despreocupa de buscar y confía en el otro, que para eso es el experto. Tomé unos Dumplings de carne a precios ridículos y después fuimos al Night Market a probar el famoso Stinky Tofu, literalmente Tofu Apestoso que a mi, llámame loco, me gustó. ¡Ni siquiera me pareció que oliera tan mal! Un batido de frutas que quita el sentido y para casa, que al día siguiente nos esperaba uno muuuuuy largo.
La mañana siguiente lo primero que hicimos fue mirar al cielo y rezar para que no cayera la del día anterior. Por suerte el tiempo nos respetó y pudimos disfrutar del Parque Natural de Taroko en todo su esplendor. Fuimos en el coche de Dylan y de nuevo no me tuve que preocupar de nada, él ya se sabía los lugares y rincones como la palma de su mano. Si vienes sin coche hay unos buses que recorren el parque parando en los lugares más importantes.
Ah, la entrada al parque es GRATIS. Algo inimaginable en los países del Sudeste Asiático de donde venía. En la mayoría de los sitios de Taiwan la entrada es libre.
Montañas inmensas y el río Liwu -era temporada seca y mucha agua no corría…- abriendo camino entre ellas dejaba unas vistas de película. El trail Shakadang es espectacular, sin olvidar las gargantas y acantilados como Lushui, Yanzikou o Jiuqudong no aptos para gente con vértigo y puentes colgantes con destino a ningún lugar.
Se respiraba una paz y un aire puro indescriptible, y los turistas que te cruzabas eran mínimos. Casi todos orientales. -Vaya cracks las 2 niñas de la foto…- Si vi occidentales los podría contar con los dedos de una mano. Allá en las alturas a través del Tianxiang trail visitamos el Templo Xiangde, donde se encuentra la Pagoda Tianfeng, a la que puedes subir por una escalera de caracol y quedarte un buen rato admirando la belleza que tienes ante ti. Pudimos también realizar algún trekking por lugares que parecía que solo Dylan conocía, cruzándonos con todo tipo de simpáticos animales.
Y para el final dejamos la visita estrella del parque y lo más fotografiado, el Eternal Spring Shrine. Unas cataratas que salen desde el Templo Changchun, donde leí en el memorial de la entrada en recuerdo de los fallecidos al construir la carretera de acceso, que había más probabilidades que uno muriera de esta forma que en la guerra.
Pero el día no había terminado, quedaba lo mejor en Wanrong. Justamente el sobrino de Dylan cumplía un año y tooooodo el pueblo se reunía para la ocasión. Un pueblo rodeado de montañas que tendría una calle principal y poco más. Con lo que sin preverlo me vi sentado en una mesa redonda con un montón de taiwaneses y un no parar de comida y comida y más comida delante mio. Y bebida y bebida y más bebida. Con lo que me gusta a mi comer eso era el paraíso. ¡Salí rodando!
Y claro, al ser «forastero», era el invitado estrella. No paraban de hacerse fotos conmigo, querían que cantara en el karaoke -cosa que me negué no porque no me apeteciera, sino porque solo tenían canciones chinas y de eso todavía no ando muy fino…- y las mujeres con varias copas de más que en inglés solo sabían decirme «i love you». ¡Estas vivencias son las que le dan mayor sentido a mi viaje! ¡Momentos como estos!
Al día siguiente de nuevo a preparar el cartel con mi nuevo destino final y los que pudieran caer por el camino. Me llevaba conmigo unos días inolvidables pero dejaba un amigo allí.
Mi objetivo era llegar directo a Kaohsiung, la segunda ciudad más grande de Taiwan y que últimamente está creciendo a pasos agigantados en cuanto a oferta turística se refiere. Era un poco arriesgado ya que prácticamente recorrería la mitad del país, pero finalmente fue mejor de lo que me esperaba ya que el último coche que paré fue una pareja con la que incluso hicimos turismo juntos. Y con un terremoto en el camino. ¡Pero eso ya te lo cuento en el siguiente post!
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Qué sitio más precioso!
La cantidad de lugares increíbles que hay por el mundo y nosotros sin saberlo…
Que suerte tienes de vivir todo eso!
Que envidia!!!
Buenas!
Está claro que tenemos un mundo inmenso por descubrir ante nosotros, esa es una de tantas motivaciones para viajar ;)
Yo tampoco conocía nada de Taiwan hasta días antes de llegar allí. Toda una sorpresa!
Gracias por tu comentario!