Taiwan a dedo: Taichung y el Festival Mazu de Dajia. ¡Una locura!

Como me ha ocurrido a lo largo de todos los desplazamientos por el país, el último coche en el que me subí me dejó en el centro de la ciudad, justo donde había quedado con Ryan, un americano afincado en Taichung desde hacía 2 años junto a su novia Sandy que me alojaría mediante Couchsurfing.

Al escribir «americano con su novia taiwanesa» puede sonar a hombre de 60 años y barriga cervecera con chica de 25. Pero eso lo dejaremos para Tailandia o Filipinas. Ryan es un chaval que con solamente 26 años se ha recorrido ya más de medio mundo. Los 3 juntos tomamos el tren dirección Dajia, sin tener idea de la locura que nos esperaba allí.

Una vez pisamos Dajia prácticamente no podíamos ni movernos. Nuestra cara reflejaba un: ¡¿Pero cuánta gente hay aquí?! Lo primero que hicimos fue acercarnos al Templo Chenlan, epicentro de toda esta celebración. Estaba lleno de fieles haciendo ofrendas y rezando en su interior. No cabía un alma.

La Peregrinación de Mazu es considerada desde el 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Cientos de miles de peregrinos acompañan a la estatua Mazu durante 10 días a lo largo de diferentes puntos del país. El final de este multitudinario evento se produce en el distrito de Dajia en Taichung. ¡Y ahí estaba yo, en medio de todo ello!

Lo que a mi me llamó la atención es todo el despliegue que montan alrededor de esta celebración. Por el mismo recorrido que pasa la diosa hay innumerables procesiones de diferente tipo. Muchas de ellas no tienen nada que ver con la temática religiosa. Niños, jóvenes, adultos y mayores. Todos participan. Podría subir mil fotos pero para que te hagas una idea pude ver bandas de música, gigantes y cabezudos, gente con vestimentas tradicionales, dragones, bailarinas, policías tocando el trombón… ¡Hasta cheerleaders! En cuestión de segundos me vi rodeado. Muy bien rodeado por cierto, ¡todo hay que reconocerlo! La foto de portada lo dice todo :)

Algo que me sorprendió fue que a lo largo de la peregrinación sirven comida y bebida gratis para todo el mundo. Tantas veces como quieras. Y nada de un poco de arroz y ya. Carpas llenas de perolas con arroz, noodles, verduras, pollo, cerdo, pescado o dulces.

Con lo que le gustan a los chinos el ruido y el fuego, aquí no iba a ser menos. Petardos, petardos y más petardos. Continuamente. Después de pasar el día allí, y con tanto ruido y cantidad de gente, cada cual más peculiar que el anterior, Ryan y Sandy tenían ganas de volver antes de que se hiciera de noche -yo me habría quedado más- y volvimos al centro de Taichung para cenar comida local en uno de los tantos buffets baratos que hay por la ciudad.

Al día siguiente me tocaba recorrer la ciudad entera y por suerte Ryan me dejó una tarjeta con la que podía usar los transportes gratuitamente. Caihongjuan o Rainbow Village es el primer lugar al que fui. Se trata de una casa particular de un hombre de 93 años que un buen día decidió pintar de colores y se ha convertido en una de las principales atracciones de Taichung. La iniciativa se está extendiendo por los alrededores de la casa, de ahí el nombre del «Barrio Arcoíris».

En el campus de la Universidad de Tunghai se encuentra una de las capillas más originales del mundo, Luce Memorial Chapel. Y visité uno de los templos que más me sorprendió de todo el país, el Templo PaoChueh. Nadie lo conocía y siquiera salía en Google Maps -pensé que por esa razón no existía-, sin un solo turista, donde se encuentra una de las figuras de Buda más grande de Taiwan. ¡Es enorme!

*Dato curioso. Si te fijas, en el Buda aparecen muchas esvásticas grabadas. ¡No confundir con el símbolo nazi! Es parecido, pero no idéntico. No tiene absolutamente nada que ver.

Y como no, en Taichung también hay un Templo de Confucio. Tuve la mala suerte que el día de la semana que pretendía visitarlo cerraba, pero eso me llevó a descubrir otro lugar aun mejor. ¡No hay mal que por bien no venga! Me quedé con las ganas de ver el templo con lo que me colé en el edificio de enfrente, uno de los más altos de la ciudad, y subí hasta la azotea. No solo pude ver el templo desde ahí arriba, ¡sino que tenía una vista privilegiada de toda la ciudad!

La Estación de Tren Central, Taichung Park, el Museo Nacional de Ciencias Naturales o Fengjia Night Market, aunque este último no pude ir por falta de tiempo, son otros puntos interesantes que ver.  Al igual que dar una vuelta por el centro tanto de día como de noche y dejarte atrapar por las luces de neón que inundan la ciudad.

Por otro lado, Ryan y Sandy viven en el ático de un edificio en pleno centro, junto al Sogo, el centro comercial más lujoso de Taichung, y desde la azotea hay unas vistas privilegiadas del skyline de la ciudad.

Y llegó el momento de despedirme de Taiwan. 2 semanas alucinantes que no olvidaré en la vida y que me han abierto los ojos a un mundo nuevo. El del autostop.

Cambio radical para volar a Hong Kong, país / ciudad / región administrativa especial de China/ o como quieras llamarlo, gigante financiero asiático donde por encima de todo resalta su fantástico skyline.

Zaijian 再见 TAIWAN!

Ni Hao 您好 HONG KONG!

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