Después de descubrir lo que para mi es el auténtico paraíso, la playa Long Beach en la isla de Koh Rong, llegaba el momento de tomar un bus desde Sihanoukville a Kampot, donde había quedado con dos amigas españolas, Layla y Lili, y junto con otros viajeros de diferentes partes del mundo recorreríamos en moto esa zona del país hasta Kep, con momentos donde la niebla no nos dejaba ni ver la propia carretera o descubriendo un casino abandonado en el Parque Nacional Phnom Bokor. ¡Toda una experiencia!
Kampot en sí mismo no tiene demasiado que ofrecer, quizás lo más recomendable es acercarse a la parte del río o perderse por el mercado de día y descubrir que puedes cortarte el pelo con el olor de los pescados del puesto de al lado mientras una señora vende cientos de pollos descabezados y otros animales hacinados pero todavía vivos. Uno se empieza a acostumbrar a ver este tipo de cosas, ¡pero no por eso me va a dejar de sorprender!
Por la noche el night market, pequeñito pero con puestos que hacen unos bocadillos -¡con pan de verdad!- para chuparse los dedos.
Como me robaron mi mochila en Phnom Penh yo seguía viajando sin ningún tipo de documentación, y para alquilar una moto es necesario dejar el pasaporte como fianza. Personalmente no me siento muy cómodo con ello, pero es la única forma de que te alquilen una moto en estos países. Lo que hice fue compartir la moto con Layla y, junto con Lili, dos suecos, dos inglesas y un israelí nos pusimos en marcha. ¡On the road!
Este primer día fuimos al Parque Nacional Phnom Bokor, y subiendo a través de las montañas nos sorprendió una niebla espesa que hizo el camino más interesante aun si cabe. ¡No se veía prácticamente nada!
En el parque han construido un casino horroroso que, sinceramente, no se qué narices pinta ahí, pero nuestro objetivo era llegar al antiguo casino que actualmente está abandonado. Es un edificio que ya de por si impresiona, pero si a eso le sumamos la niebla que nos acompañaba, se podía llegar a percibir incluso un toque tétrico.
Posteriormente nos acercamos a un lago donde no había absolutamente nadie. Solo unos pedales en forma de pato gigante que me juego lo que sea a que llevan sin usarse meses. ¡No llegan turistas hasta ahí! Era momento de compartir anécdotas viajeras y curiosidades de los países de cada uno.
A la vuelta, esta vez sin niebla pero a punto de quedarnos tirados sin gasolina en medio de la nada, pudimos disfrutar de las vistas que teníamos.
La mezcla de moto, naturaleza y libertad es algo que no había descubierto hasta que llegué al Sudeste Asiático, ¡pero es totalmente adictivo!
Al día siguiente se nos unió un finlandés y tomamos una ruta diferente. Nos acercamos a Kep, un pueblecito pesquero famoso por su Crab Market -mercado de cangrejos traducido literalmente- que tiene algo que nos hizo decantarnos definitivamente por esa opción. ¡Playa! El calor apretaba y pasamos el día ahí.
Como curiosidad, conocí a unos monjes y compartimos anécdotas de nuestros países y creencias, y el mayor de ellos me contó que nunca en toda su vida se había metido en el mar. ¡Y vive al lado! De la playa pasamos a unas hamacas y a la playa de nuevo a ver el atardecer. Cero estrés como puedes ver.
El último día separamos nuestros caminos y yo volví a Phnom Penh para realizar toooodo el papeleo y odiosos trámites para poder salir del país y sacarme el nuevo pasaporte en Tailandia.
Tuve la «suerte» de reservar un bus de alto nivel, VIP podría decirse. En «esto» es donde me metieron durante 4 horas. Lo mejor es que tiene asientos para 11 personas y eramos 23. ¡Te puedes imaginar que comodidad! Estilo Sudeste Asiático 100%.
Una vez en Tailandia, como tenía que esperar hasta que llegara el pasaporte a la embajada y pudiera tenerlo en mis propias manos, en vez de quedarme en Bangkok decidí seguir visitando lugares nuevos que no había tenido la oportunidad de hacerlo antes.
El primero fue la isla de Koh Samui, una de las más turísticas de Tailandia. El objetivo era desconectar totalmente y volver con las pilas recargadas. ¡Y la verdad es que conseguí el propósito con creces!
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Gonzalo Alonso dice
Muy guay la foto del casino abandonado en la niebla. ¿No te metiste?
Un poco fea la estatua esa pintada.
Javi (Mi Aventura Viajando) dice
¿Cómo que si no me metí? ¡Si estamos todos dentro! Hay varias fotos, la primera por ejemplo. Y la estatua supongo que te refieres al buda y la verdad que es de los más feos que recuerdo si.