Sihanoukville y Long Beach en la isla de Koh Rong. ¡El auténtico paraíso!

En mi aventura de ilegal por Camboya, mi siguiente destino es Sihanoukville y la isla de Koh Rong. Solo por descubrir la inesperada playa Long Beach en esta isla ya ha merecido la pena seguir viajando por Camboya.

¿Definición de paraíso? Long Beach en Koh Rong. Mejor que la mayoría de Tailandia. No había mejor destino después de que me robasen la mochila con todo en Phnom Penh. ¡Sin palabras!

Sin pasaporte, sin dinero, sin tarjetas de crédito, sin mochila de mano. Solo con mi denuncia bajo el brazo y con mi salvadora Tiziana. Juntos pusimos rumbo a Sihanoukville, al sur de Camboya, para desconectar de lo que me había ocurrido y disfrutar de las playas de este país.

Desde Sihanoukville, de la que hablo al final del post, salen los ferrys a Koh Rong, una isla que no está en la mayoría de guías turísticas de Camboya pero que estoy convencido en pocos años la cosa va a cambiar. Una pena. ¡Nos estamos cargando lo hermoso de las islas vírgenes! 

Simplemente en el momento que vas llegando con el ferry y contemplas el color turquesa del agua y el blanco de la arena sabes que es una isla especial.

Nos habían hablado que al otro lado de la isla se encontraba una playa, Long Beach, donde no hay absolutamente servicios de ningún tipo. No hay alojamiento, ni restaurante, ni nada. La gente se lleva su propia comida y hamaca o tienda.

La única forma de llegar es atravesando la jungla a pie o alquilado un bote. Yo opté por la primera opción y en el momento que pisé la playa y alcé la vista no me podía creer lo que estaba viendo. ¡Por fin había descubierto el paraíso! No me lo esperaba para nada, y eso hizo que la sensación fuera aun más intensa.

Una playa kilométrica, con arena blanca de esas que con el reflejo del sol hace daño incluso a la vista, agua transparente y de diferentes colores como no había visto antes, y ni rastro de edificios o algo que no mantuviera totalmente virgen ese lugar. ¡Mágico!

La cantidad de gente se podía contar con los dedos de las manos pero, casualidades de la vida, me encontré con una amiga que había pasado la noche allí y junto con otros viajeros pasamos el día haciendo snorkeling, disfrutando del momento y admirando lo que teníamos a nuestro alrededor. Incluso el atardecer fue espectacular también.

Como curiosidad, la arena de la playa emite un sonido muy característico cuando caminas sobre ella y tiene una textura muy especial, parece harina. ¡Bastante peculiar!

Se que utilizamos la palabra ‘paraíso’ muchas veces a la ligera para describir las playas del Sudeste Asiático, pero esta playa, personalmente, reúne todo lo que la convierte en auténtico paraíso. ¡Nunca podré borrarla de mi mente!

La playa principal donde llega el ferry es la única que dispone de alojamiento y restaurantes. Unos pocos bungalows, precios económicos y muy buen rollo entre todo el mundo.

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La playa es fantástica, lo curioso es que pasando las rocas te encuentras con otra playa donde la arena es de color naranja, pero nada comparado con Long Beach.

No hay carreteras, no hay coches, no hay bicis, no hay contaminación y especialmente no hay tuk tuks y sus correspondientes conductores gritando cada 5 segundos «¡tuk tuk!» ¡Que tranquilidad!

En Sihanoukville quedamos con una chica mexicana y nos alojamos en el que hasta la fecha había sido el alojamiento más económico de todo mi viaje, 2 $ la noche. Eso sí, es también bar y hasta las 2 de la madrugada tienes que soportar la música a todo volumen.

Se llama Utopia, y en la happy hour durante una hora las cervezas están a 0,25 $. ¡Regalado! Después de ahí íbamos a otro bar que teníamos cerveza gratis. ¡Por fin un país en que una sola cerveza no te cuesta más que toda la cena!

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