Penang: Una isla con mucho encanto, arte callejero y paraíso culinario ¡Platos deliciosos!

Conexión ferry-bus-ferry que me llevaría desde la isla de Pangkor hasta George Town, patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 2008 y ciudad más importante de la isla de Penang,paraíso culinario a precios ridículos debido a la mezcla de cultura India, China y Malaya. ¡Cómo he disfrutado con lo que a mi me gusta comer! Si le sumas el Parque Nacional y sus playas desiertas hacen que sea uno de los destinos turísticos más visitados del país.

Como te has podido dar cuenta, George Town no parece un nombre muy Malayo, y es debido a la colonización de los Británicos en el siglo XIX. Además, fue refugió de Indios,Chinos y Malayos durante la Segunda Guerra Mundial. Esto ha dejado una mezcla de comunidades que se puede palpar en los barrios de Chinatown o Little India.

Además, tomé los mejores noodles en muchísimo tiempo y con diferencia los más baratos. ¡0,30 € el plato! En un puesto callejero, fiel a mi estilo.

La ciudad tiene un encanto especial ya que desde hace unos años el arte callejero decora la ciudad convirtiéndolo en su identidad, siendo los niños en bici el mural más famoso. La originalidad radica en la mezcla de pinturas con elementos reales generando un efecto curioso. Están repartidos por toda la ciudad y te los puedes ir encontrando en lugares totalmente inesperados.

Recorrí la ciudad de arriba a abajo y entré por ejemplo en el Fort Cornwalls, la Penang Peranakan Mansion o el templo Khoo Kongsi, sin pagar en ninguno con pase de prensa, siendo alguno bastante caro. Ya he comentado alguna vez las ventajas de hacerse una tarjeta de prensa. ¡Yo nunca he tenido si quiera que demostrar que escribo un blog! Eso sí, hay que echarle mucho morro muchas veces y tener poder de convicción :)

Otro día lo dediqué a realizar un trekking por el Parque Nacional de Penang, el más pequeño de Malasia.
Milagrosamente en una isla del sudeste asiático, la linea de buses que conecta toda la isla es muy buena y barata.
Lo primero que me da la bienvenida en cuanto piso la playa de la entrada al parque es un dragón de Komodo precioso de 2 metros y medio de largo.

A continuación, la indecisión de qué camino coger. O ir bordeando la costa hasta Monkey Beach o adentrarme en la jungla hasta Kerachut Beach, pero infectada de medusas gigantes y no poder bañarme.

Al estar nublado, cosa que se agradece al hacer un trekking, opté por la segunda opción, la menos concurrida además. De camino te encuentras todo tipo de animales, incluidos los malditos monos agresivos que te miran con mala cara.

Pasé por el Meromictic Lake, un lago donde se juntan agua salada y dulce pero que no llegan a mezclarse, algo que ocurre en muy pocos lugares del mundo. Me lo tendré que creer porque no se puede apreciar nada y encima no había casi agua.

Al final del trekking estaba la playa, absolutamente desierta. Como me dijeron antes, ahí estaban esas medusas gigantes amenazadoras.

Por no haber, no había si quiera nadie en el Conservatorio de tortugas, que controlase o vigilase las instalaciones. En realidad son unas tortuguitas mal puestas en una piscina.

No se si porque era época de Navidad, pero cada día montaban espectáculos en las calles de la ciudad. Fuegos, serpientes, música o artistas callejeros se mezclaban con los puestos de comida.

Llegaba el momento de despedirme de Penang y, de nuevo, tomar la opción ferry-bus-ferry, muchísimo más económica que ir directo en ferry, para seguir recorriendo Malasia de isla en isla y llegar a Langkawi, pegada a Tailandia y la más paradisíaca de la parte oeste del país. Allí pasaría los días de Navidad antes de ir a la isla tailandesa de Koh Lanta para recibir el año nuevo.

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