En moto por Laos (parte 2): Pakse y los templos Wat Phou en Champasak

En la primera parte de mi aventura recorriendo Laos en moto he contado mi paso por el Bolaven Plateau y la experiencia auténtica que viví estos días. Mi ruta continúa, esta vez descubriendo lo que esconde Pakse y llegando hasta los templos Wat Phou en Champasak, como unos templos de Angkor pero en miniatura, con el río Mekong de testigo a lo largo del camino. ¡A seguir disfrutando de la libertad de la moto!

Hay que reconocer que Pakse como ciudad no tiene mucho encanto, salvo un mercado gigante en el centro muy barato. ¡Con escaleras mecánicas y todo! Y lo remarco porque son las únicas que me he encontrado en todo el país.

Pero si se tiene tiempo, sin duda lo que merece la pena es subir al Big Buda que hay en lo alto de la montaña a través del puente que cruza el Mekong.

Yo subí andando por las mil escaleras hasta la cima de la colina con toda la solana y 40 grados en mi cabeza y cuando llegué arriba me di cuenta de que se podía subir en moto también. -¡Muy bien Javi!- me dije a mi mismo… Al menos las vistas al Mekong y alrededores invitan a quedarte un rato sentado. Al bajar lo hice en la moto de unos locales muy majos que andaban por ahí. ¡Menos mal!

Me extrañó que fuera absolutamente el único turista ahí arriba. Pakse es una ‘ciudad dormitorio’ y la mayoría no se para a visitarla. A mi no me importó, al contrario. Pude disfrutar de ello mucho mejor y hablar con los monjes que se encuentran ahí. Y es que no me lo esperaba, pero detrás del Big Buda hay varios templos, y otros tantos en construcción, junto a miles de mini budas. Me vieron viajando solo y se sentaron conmigo para la foto :)

De nuevo a la moto y a recorrer los 45 km que separan Pakse de Wat Phou, unos templos del siglo V del estilo de Angkor en Camboya, pero reducidos a su mínima expresión. Si has estado ya en Angkor, esto no te va a impresionar lo más mínimo. Aun así es interesante de visitar. Especialmente por las vistas desde lo alto de la colina Phu Kao.

Hay partes muy bien conservadas y si te fijas bien puedes descubrir símbolos y figuras talladas en las rocas esparcidas a lo largo del terreno. Otras, como un elefante o un cocodrilo, se han realizado con posterioridad, en el siglo XIII. En la cima de la montaña también puedes encontrar un santuario y una cueva.

*Por si te interesa y quieres no pagar la entrada, que son 50.000 kips, bordea la valla hacia la izquierda cuando llegues siguiendo la señalización hacia el templo Nang Sida, en vez de ir hacia la derecha donde están las taquillas. Hay varias puertas abiertas y ningún tipo de control. Salí y entre varias veces por ahí -una porque me deje las llaves de la moto puestas… ¡qué cabeza la mía!- y como si nada.

Precisamente me acerqué a ese templo que se encuentra apartado, ya que tenía tiempo, y encontré a varios arqueólogos escavando y trabajando con ruinas que acababan de descubrir. ¡Fue curioso verlos en acción!

Mi recorrido en moto por esta parte de Laos finaliza, tras 500 km y millones de experiencias para no olvidar en toda mi vida. Pongo rumbo a Vientiane, capital del país aunque no lo parezca. De las menos desarrolladas de todo el Sudeste Asiático. El infierno que vivimos en el bus nocturno hasta allí te lo cuento en el siguiente post. ¡A mi no me habían dicho que con el precio el bus incluía «piscina»!

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